La Ley 348 no garantiza a las mujeres una vida libre de violencia
Desde la
promulgación de la de Ley 348, hace cinco años, se registraron 503
feminicidios. El número de crímenes contra la mujer tuvo un ascenso progresivo:
26 casos el 2013, 71 el 014, 110 el 2015, 111 el 2016 y 109 el 2017. En 2018,
con 76 feminicidios en lo que va del año, se prevé que se
rebasará los 100 casos. Además, se presentaron otros tipos de
violencia sancionados por la Ley como violencia física, psicológica y acoso sexual, entre otros.
En 2015, Marín Sandoval, expresidente de la Asamblea Legislativa
Departamental de La Paz (ALDLP), golpeó brutalmente a su pareja. La madre de ella
presentó un una querella criminal contra el agresor por feminicidio. Sin
embargo, la fiscal de Violencia contra la Mujer, Karina Cuba, propició una
conciliación entre ambas partes y la madre la víctima retiró su denuncia.
El
asambleísta consiguió su libertad “como si nada hubiera ocurrido”. La Ley 348,
en su Artículo 46, prohíbe la conciliación en cualquier hecho de violencia
contra las mujeres. Del mismo modo, la norma sostiene que ninguna institución
receptora de denuncias ni su personal podrán promover la conciliación ni
suscripción de ningún tipo de acuerdo entre la mujer y su agresor.
En 2016, la periodista Yadira Peláes denunció al exgerente de Bolivia TV,
Carlos Flores, por acoso sexual. Luego de eso, la ministra de Comunicación,
Gisela López, interpuso un proceso penal contra la denunciante. Así mismo,
el canal estatal la acusó por conducta antieconómica. Además, Peláes recibió
llamadas amenazantes para que desista del caso. Este hecho la impulsó a
entregar al presidente Morales una copia de la denuncia.
El Artículo
21 de la Ley 384 protege, en teoría, a la mujer de toda forma de acoso sexual o
acoso laboral e impulsa procedimientos administrativos para su denuncia,
investigación, atención, procesamiento y sanción. Así mismo, el Artículo 35
prohíbe al agresor comunicarse, intimidar o molestar por cualquier medio o a
través de terceras personas con la mujer denunciante. Las acciones contra
Peláes contradicen esos artículos.
En ambos
casos estuvieron involucrados funcionarios del Estado. En el primero, el asamblísta consiguió su libertad facilmente e incluso presentó un recurso legal para retomar sus funciones en la ALDLP. El segundo, los
hechos son evidentemente represalias para callar la voz de Yadira Peláez. Bolivia
tiene los más altos índices regionales de agresión contra las mujeres. Estos ejemplos, entre muchos otros, son un pésimo
precedente en la lucha contra la violencia a las mujeres
Por Benjamín Paredes
Bejamín, ¡bien!
ResponderBorrar* La madre de ella presentó una querella criminal contra el agresor por feminicidio.
Tienes 10 sobre 10.