Si Marcelo estuviera vivo, Bolivia sería otra

El régimen de Luis García Meza fue uno de los más oscuros episodios de la memoria boliviana. Afectó irreparablemente el curso de la historia de un país que apenas estaba reencaminándose hacia la democracia. El 17 de julio de 1980, la cúpula golpista inició una salvaje persecución contra los principales líderes sindicalistas. Entre las víctimas, Marcelo Quiroga Santa Cruz, uno de los personajes más significativos de Bolivia.

Quiroga, hombre de letras, intelectual y político en ascenso de la izquierda boliviana, era la voz de una sociedad que buscaba el cambio. Promovió la nacionalización de los hidrocarburos, que estaban en manos de una transnacional. Además, inició el juicio al general Hugo Banzer Suarez. El líder socialista obtuvo el cuarto lugar en las elecciones presidenciales de junio, a solo 18 días antes de su inmolación.

Si Quiroga estuviera vivo, no hubiese traicionado sus ideales. Hubiese luchado para evitar que un dictador, Banzer, asuma el cargo de presidente. Habría peleado en la guerra del gas junto a su pueblo. Probablemente, hubiese apoyado a Evo Morales en las elecciones de 2005; sin embargo, se habría puesto en su contra porque su gobierno no respetó la constitución política del estado. En otras palabras, Bolivia sería otra.